CÓMO OLVIDAR... Carlos H.
Cómo olvidar la vivencia que tuve en
Refugio del Río Grande! Cómo dejar de sentir la emoción que
tuve cuando ví las puertas abiertas y mis nervios comenzaron a
tranquilizarse cuando dí mis primeros pasos en éste territorio,
que comenzó a ser mío! Cómo olvidar el contacto con la naturaleza,
el respirar el aire puro, mis juegos con los ganzos, los caballos,
las vacas, patos, gallos y gallinas. Cómo borrar de mis pensamientos el arrastrar multicolor de las
serpientes en el bosque, si aquí aprendí a compartir con ellas el
lugar, nuestra tierra. Cómo olvidar el canto de las guineas, las
chachas, los clarineros, el croar de las ranas en la penumbra de la
noche, el vuelo de las ciguenas y de muchísimas otras aves más. Cómo no grabar en el fondo de mi alma cuando alegre me dirigía a
la poza a meditar, a hamaquearme bajo la sombra de los árboles.
Cómo olvidar a Refugio, nido de recuerdos, de los que se han ido y
contribuyeron a darle vida con sus sonrisa, con sus tristezas, con
sus lágrimas. Todos en busca de la felicidad, en un camino
revolucionario. Cómo no grabar las carpas en mi ment, el agua que
mojaba los vegetales y llenaba la laguna. Cómo ser indiferente a
la bodega de alimentos y materiales, la cocina donde sudabamos
inmensamente, cocinando nuestro sustento diario: el frijol y arroz
que compartíamos con nuestros compañeros, nuestros amigos.
Cómo quejarme de mi suerte si al encontrarme con Refugio, encontré
la escuela que me enseñó a amar más a mi esposa, a mi
hija Ixmucane, a mi patria, que es todo este continente, a la
humanidad a Dios. Pero al Dios justo y no al inventado por sectas de
acuerdo a sus intereses. Cómo creer que Refugio es simplement un
lugar donde comer y dormir, donde pasar el tiempo. Aquí fuí
gobernado por mis amigos, a quienes respeté y quienes me respetaron.
Cuando aquí hice lo que hice con cariño, respeto y amor.
Aquí juntos buscamos la oportunidad de crear una sociedad modelo,
digna, para todos. Cómo olvidar el mosaico de los valores
Centroamericanos. En Refugio rompimos el racismo, las diferencias
sociales, y los estúpidos prejuicios humanos.
Siempre quise escribir ésto: en Refugio del Rio Grande hay vida
y vida buena. Vida de amor y paz.
Entonces para qué olvidar,
si recordar me hace feliz.
Quisiera volver...
algún día volveré...